La reducción del consumo de harinas puede inducir lo que se conoce como el “síndrome de abstinencia a los carbohidratos”, según una investigación de la Universidad de los Andes. Este fenómeno ocurre debido a que estos alimentos generan una sensación de placer en el cerebro, específicamente en el área conocida como la zona de recompensa.

El sistema de recompensa en el cerebro, donde la dopamina emite señales de placer, está involucrado en esta respuesta. La dopamina, un neurotransmisor, aumenta la sensación de satisfacción cuando es liberada. 

Los estudios científicos demostraron que los hidratos de carbono de absorción rápida, presentes en alimentos industrializados, pueden generar esta sensación placentera de manera similar a drogas como la cocaína, heroína y nicotina.

Budín de durazno sin ningún tipo de harinas, azúcar ni manteca: una receta fácil y muy sana para los antojos de dulce

Algunas personas desarrollan un vínculo con ciertos alimentos, considerándolos “drogas alimentarias”. Esto incluye productos como harinas, dulces y golosinas, que consumen en grandes cantidades para experimentar el mismo placer.

Cuando estos hidratos de carbono industrializados se dejan de consumir, la dopamina disminuye significativamente, provocando el síndrome de abstinencia. Los síntomas pueden incluir desgano, dolores de cabeza intensos, irritabilidad, fatiga, náuseas y cansancio, y podrían durar entre dos a siete días.

¿Hay que dejar las harinas por competo?

El debate sobre el consumo de harinas y su impacto en la salud está siempre vigente. Especialistas en nutrición enfatizan la importancia de moderar, en lugar de eliminar, su ingesta. Según expertos, los carbohidratos son esenciales para el funcionamiento adecuado del cuerpo, y una reducción drástica podría ser perjudicial.

Aunque la eliminación total de las harinas no es necesaria ni recomendada, sus excesos también pueden llevar a problemas de salud. Por ello, los nutricionistas sugieren encontrar alternativas saludables que reemplacen estos alimentos, aportando los carbohidratos necesarios.

Los especialistas coinciden en que mantener una dieta balanceada es clave. Recomiendan sustituir harinas refinadas por opciones integrales o alimentos ricos en fibra que pueden proporcionar los nutrientes requeridos sin los impactos negativos de un consumo elevado de harinas.

¿Cuáles son las harinas saludables?

El mercado de harinas saludables está en aumento y ofrece alternativas nutritivas a las harinas tradicionales. Estas opciones se destacan por sus beneficios para la salud y su diverso perfil nutricional.

Una de las más populares es la harina de almendras, elaborada a partir de almendras molidas sin cáscara. Este tipo de harina tiene un bajo índice glucémico y es rica en proteínas, grasas saludables y vitamina E. 

La harina de centeno se posiciona como la segunda opción más popular para la elaboración de pan y galletas. Contiene una variedad de minerales como fósforo, calcio, yodo, sodio, selenio, zinc, potasio y magnesio. Además, es rica en fibra, vitaminas y carbohidratos complejos.

Otra alternativa es la harina de arroz, obtenida del arroz molido, ya sea blanco o integral. Esta harina ofrece carbohidratos complejos y es una fuente de vitaminas y minerales, haciendo que sea una opción versátil para múltiples recetas.

La harina de garbanzo destaca por su alto contenido en proteínas de calidad, fibra, minerales y antioxidantes, junto con un bajo índice glucémico. Es comúnmente usada en platos salados y ofrece una excelente alternativa para diversificar la dieta.

Por otro lado, la harina de castaña, con su bajo contenido graso y significativo aporte de proteínas y carbohidratos complejos, se distingue por su sabor fuerte y por ser libre de gluten, lo que la hace adecuada para la preparación de postres.

Asimismo, la harina de coco, obtenida de la pulpa de coco tras la extracción de leche, es muy popular en dietas keto. Su sabor característico la hace adecuada tanto para preparaciones dulces como saladas.

Por último, la harina de quinoa, derivada de granos de quinoa, aporta proteína, aminoácidos esenciales, hierro, calcio, fósforo, fibra y vitaminas E y del complejo B. Esta harina es benéfica para la salud general y puede integrarse de manera efectiva en diversas dietas.